Puntos clave
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Introducción
La Organización Mundial de la Salud recomienda administrar TAR a todos los pacientes infectados por el VIH, con independencia de su número de linfocitos CD410. Gracias a este tratamiento, la esperanza de vida de las personas infectadas por el VIH ha aumentado de forma sustancial, por lo que cada vez son más las que contraen enfermedades cuyo riesgo aumenta con la edad, incluida la DM4,8,11. El 2 %-14 % de la población mundial infectada por el VIH tiene DM212. Algunos autores estiman que la DM2 es hasta 4 veces más frecuente en esta población2.
Las personas infectadas por el VIH tienen más riesgo de DM debido al efecto de la infección y a los efectos secundarios de la TAR11 (DM inducida por la TAR)6.
Por otro lado, las personas infectadas por el VIH tienen más riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares que las no infectadas, lo que justifica aún más el abordaje de los factores de riesgo modificables, tales como la DM, en la atención de estos pacientes8.
Diagnóstico de la diabetes mellitus en los pacientes infectados por el VIH
Dado el mayor riesgo de DM de las personas infectadas por el VIH, es importante hacer un seguimiento estrecho de estos pacientes para diagnosticar la enfermedad y empezar el tratamiento antidiabético lo antes posible13. Además, la DM inducida por la TAR suele ser asintomática, lo que resalta aún más la importancia del cribado de DM en esta población6.
¿Se puede utilizar la hemoglobina glucosilada para diagnosticar la diabetes mellitus en los pacientes infectados por el VIH?
En la población general, el diagnóstico de DM viene dado por una HbA1c ≥6,5 % y otros criterios basados en la determinación de la glucemia13,14. El problema es que la determinación de la HbA1c en los pacientes infectados por el VIH puede subestimar el valor real debido a la hemólisis producida por algunos fármacos utilizados en estos pacientes, a la macrocitosis inducida por los antirretrovirales inhibidores nucleosídicos de la retrotranscriptasa (especialmente el abacavir) o al recuento bajo de linfocitos CD48.
A pesar de esto, en un documento de consenso español desarrollado por el Grupo de Estudio sobre Alteraciones Metabólicas (GEAM), el Grupo de Estudio de Sida (GeSIDA) y la Secretaría del Plan Nacional sobre el Sida (SPNS), los autores indican que la HbA1c es una prueba válida para el diagnóstico de DM9. La Asociación Británica del VIH también está a favor de utilizar la HbA1c como marcador diagnóstico de DM en los pacientes infectados por el VIH10.
Como posible solución, algunos autores proponen bajar el umbral del 6,5 % al 5,8 %, ya que esta cifra es más sensible para diagnosticar la DM en los individuos infectados por el VIH5,12. Sin embargo, la Asociación Estadounidense de Diabetes (ADA, por sus siglas en inglés) recomienda directamente utilizar solo criterios basados en la glucemia en este contexto15.
Aunque es un tema muy controvertido, la ADA recomienda no utilizar la HbA1c para diagnosticar la DM en los pacientes infectados por el VIH15.
¿En qué consiste el cribado de la diabetes mellitus en los pacientes infectados por el VIH?
No existe un método de cribado de DM aceptado a nivel internacional. Tanto la ADA como la Sociedad Clínica Europea del Sida sugieren utilizar la glucemia en ayunas. Sin embargo, los autores de una revisión sistemática que incluyó 45 estudios publicados entre 2010 y 2019 concluyeron que el marcador más utilizado para diagnosticar la DM en los pacientes infectados por el VIH es la prueba de tolerancia a la glucosa10.
En cuanto a la cronología del cribado más adecuada, los datos son muy variables. Veamos algunos ejemplos:
- La ADA recomienda determinar la glucemia en ayunas (1) antes de empezar la TAR, (2) 3-6 meses después de empezar la TAR, (3) cuando se modifica la TAR, (4) 3-6 meses después de modificar la TAR y, (5) si los resultados iniciales son normales, pasar a un control anual15.
- Aunque la HbA1c también se considera un marcador diagnóstico válido, en el documento de consenso español del GEAM, el GeSIDA y la SPNS se recomienda determinar la glucemia en ayunas (1) al diagnóstico de la infección por el VIH, (2) antes de empezar la TAR, (3) 3-6 meses después de empezar o modificar la TAR y (4) cada 6-12 meses una vez que se ha estabilizado el tratamiento9.
- La Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas recomienda determinar una glucemia aleatoria o en ayunas (1) antes de empezar la TAR, (2) al empezar la TAR y (3) una vez al año a partir de entonces. Si la glucemia aleatoria fuera >200 mg/dl en alguna de estas determinaciones, se tendría que solicitar la glucemia en ayunas. Asimismo, recomienda solicitar la HbA1c antes de empezar la TAR (pero no después)5.
- Otros autores proponen determinar la glucemia en ayunas cada 6-12 meses en todos los pacientes infectados por el VIH y 1-3 meses después de empezar la TAR3.
El cribado de DM es especialmente importante en aquellos pacientes con mayor riesgo de DM debido a sus antecedentes personales o familiares, a la presencia de lipodistrofia y al uso de fármacos antirretrovirales más diabetógenos6.
Tratamiento de la diabetes mellitus de tipo 2 en personas infectadas por el VIH
No hay ninguna guía específica y, en general, hay poca información sobre el tratamiento de la DM2 en personas infectadas por el VIH6,8,12. Ante la falta de ensayos clínicos aleatorizados específicos para estos pacientes, muchas de las recomendaciones se extrapolan de estudios realizados en la población general4,12.
En general, las personas con DM infectadas por el VIH deben seguir las mismas recomendaciones establecidas en las guías de práctica clínica sobre DM para los pacientes no infectados5,6,9,16. Sin embargo, los individuos infectados por el VIH pueden responder al tratamiento de la DM de manera diferente a los no infectados8, por lo que se debe prestar atención a las peculiaridades de estos pacientes y a las posibles interacciones de los antidiabéticos con la TAR4,9.
Medidas higiénico-dietéticas
Las medidas higiénico-dietéticas, tales como dejar de fumar, seguir una dieta adecuada y hacer ejercicio físico, son la piedra angular del tratamiento de la DM en pacientes infectados por el VIH4–6.
En cuanto a la dieta, los pacientes con DM deben evitar las bebidas azucaradas y los alimentos procesados, con sacarosa o altas cantidades de fructosa4. En los pacientes infectados por el VIH y DM, una dieta baja en carbohidratos puede ser compatible con una rica en vitaminas beneficiosa para el sistema inmunológico13. Además, la ADA señala que los pacientes con DM deberían ir a un especialista en nutrición4.
Los pacientes infectados por el VIH tienen más probabilidad de seguir una dieta de menor calidad que las personas no infectadas, por lo que la nutrición debe ser un aspecto clave de la atención a los pacientes infectados por el VIH con DM4.
Con respecto al ejercicio físico, se recomienda que los pacientes hagan al menos 150 min de ejercicio aeróbico de intensidad moderada durante al menos 3 días a la semana, o 75 min a la semana de ejercicio intenso en el caso de pacientes más jóvenes y con mayor capacidad física. Sin embargo, los datos disponibles sugieren que los pacientes infectados por el VIH no cumplen estas recomendaciones, de ahí la importancia de que el médico aborde y discuta cualquier impedimento que tenga el paciente para hacer ejercicio4.
Tratamiento farmacológico
Si las medidas higiénico-dietéticas no fueran suficientes, la metformina es el fármaco de primera línea3,6, excepto en pacientes con lipoatrofia importante, riesgo de acidosis láctica o enfermedad renal avanzada9.
Si con la metformina no se alcanza el objetivo terapéutico, la Sociedad Clínica Europea del Sida recomienda como tratamiento de segunda línea un inhibidor de la dipeptidil··peptidasa 4 (iDPP-4), un agonista del receptor del péptido glucagonoide de tipo 1 (arGLP1), un inhibidor del cotransportador de sodio y glucosa de tipo 2 (iSGLT2) o una glitazona7,13. Se escogerá el fármaco en función de las ventajas y los inconvenientes de cada medicamento (tabla 1), así como de la comorbilidad, las características y las preferencias del paciente6,17.
Por ejemplo, en aquellos pacientes con enfermedad cardiovascular ateroesclerótica, insuficiencia cardíaca o enfermedad renal crónica, la Sociedad Clínica Europea del Sida recomienda los arGLP1 y los iSGLT24,7. Las personas infectadas por el VIH suelen tener sobrepeso u obesidad (la TAR aumenta el peso corporal4), por lo que los fármacos con un efecto neutro o beneficioso sobre el peso corporal son opciones más adecuadas en este caso6. En pacientes con lipoatrofia importante, la pioglitazona también podría ser una buena opción9.
Tabla 1. Ventajas e inconvenientes de los antidiabéticos para los pacientes infectados por el VIH
Fármaco | Ventajas | Inconvenientes y recomendaciones |
Metformina | No aumenta el peso corporal | El dolutegravir puede aumentar la concentración de metformina, por lo que puede ser necesario ajustar la dosis de esta (1000 mg/día como máximo) |
iDPP-4 |
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Reducir la dosis de saxagliptina a 2,5 mg/d si se administra con inhibidores potentes de la CYP3A4/5 (p. ej., ritonavir) |
arGLP1 | Reducen el peso corporal | – |
iSGLT2 |
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Aumentar la dosis de canagliflozina a 300 mg/día si se administra con ritonavir |
Glitazonas | Aumentan el HDL |
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Sulfonilureas | No se han notificado interacciones con la TAR |
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Insulina* |
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*Al igual que en los pacientes con DM2 no infectados, se reserva para aquellos con síntomas claros de hiperglucemia no controlada con los antidiabéticos orales y la pauta posológica se ajusta de forma similar9.
ArGLP1: agonistas del receptor del péptido glucagonoide de tipo 1; ARN: ácido ribonucleico; CYP: citocromo P450; HDL: lipoproteínas de alta densidad; iDPP-4: inhibidores de la dipeptidil··peptidasa 4; IP: inhibidores de la proteasa; iSGLT2: inhibidores del cotransportador de sodio y glucosa de tipo 2; NRTI: inhibidores nucleósidos de la retrotranscriptasa; TAR: terapia antirretroviral; TNF-α: factor de necrosis tumoral α; VIH: virus de la inmunodeficiencia humana.
Fuente: elaboración propia a partir de Noubissi y otros18, Sarkar y Brown (2021)4, Corbacho y otros17, Sarkar y Brown (2019)8, Gutiérrez y otros19, Mirza y otros12, Monroe y otros3.
Otros aspectos del tratamiento
En los pacientes que reciben TAR que son diagnosticados de DM2, se debe valorar cambiar el esquema terapéutico si toman lopinavir/ritonavir o análogos de la timidina (zidovudina, estavudina); cambiar otros antirretrovirales tiene un beneficio incierto3,12.
Otros factores de riesgo cardiovascular modificables aparte de la DM, tales como la hipertensión arterial, la dislipidemia y el tabaquismo, se deben abordar en el tratamiento integral de la DM en los pacientes infectados por el VIH8,12.
Por último, se debe enseñar a los pacientes cómo desechar las lancetas, tiras de glucosa, jeringas y plumas de insulina, agujas, etc., para prevenir la transmisión del VIH18.
Seguimiento de los pacientes infectados por el VIH con diabetes mellitus
Aunque parece que la HbA1c no es el marcador más adecuado para diagnosticar la DM en aquellos pacientes que reciben TAR, hay asociaciones científicas que indican que sí se puede utilizar para el seguimiento de la DM5. De hecho, los autores de la revisión sistemática mencionada anteriormente concluyeron que es el parámetro más utilizado en el seguimiento10. Por su parte, la ADA indica que utilizar la HbA1c en este contexto puede dar problemas, aunque no recomienda de forma específica no utilizarla15. El consenso español del GEAM, el GeSIDA y la SNPS recomienda utilizar la HbA1c o la glucemia en ayunas9.
La Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas recomienda determinar la HbA1c al menos cada 6 meses e incluso con más frecuencia si estuviera indicado clínicamente5.
En general, las guías coinciden en que el objetivo terapéutico debería ser una HbA1c <7 % aunque, al igual que en la población no infectada por el VIH, hay que individualizar dicho objetivo en función de la edad, la esperanza de vida, la comorbilidad, el riesgo de hipoglucemia y los costes3,5,9,17. Hay asociaciones científicas que proponen objetivos menos estrictos, como por ejemplo el Colegio Americano de Médicos, que recomienda una HbA1c entre el 7 % y el 8 %. Dada la posible inexactitud de la HbA1c, es prudente correlacionar en cada paciente sus valores con los de la glucemia y, así, determinar de forma individualizada el objetivo terapéutico más adecuado5.
Complicaciones de la diabetes mellitus en los pacientes infectados por el VIH
Los médicos deben incluir tanto la polineuropatía distal simétrica asociada al VIH como la neuropatía periférica secundaria a la DM en el diagnóstico diferencial de la neuropatía periférica4,8. Se recomienda derivar al podólogo a aquellos pacientes con heridas o úlceras en los pies4.
Tanto el cribado como la prevención de las complicaciones macro y microvasculares asociadas a la DM en pacientes infectados por el VIH son similares a los de la población no infectada9,15.
La coinfección del VIH y el virus de la hepatitis C (VHC) tiene una relación bidireccional con la DM. Así, la DM aumenta el riesgo de fibrosis hepática, mientras que la infección por el VHC produce resistencia a la insulina, progresión de la DM y peor control metabólico y condiciona el uso de posibles fármacos hepatotóxicos9.
En los pacientes con DM y transaminasas elevadas sin etiología definida, se recomienda descartar esteatosis hepática9.
Conclusiones
El abordaje de la DM es diferente en las personas infectadas por el VIH. Para prescribir el tratamiento más adecuado, se deben tener en cuenta la comorbilidad y otras características del paciente, así como las posibles interacciones farmacológicas y efectos adversos de los medicamentos. Además, es fundamental que el médico informe debidamente al paciente y que este participe en las decisiones terapéuticas.
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